lunes, 26 de septiembre de 2011

Salad Fingers


Salad fingers tiene la personalidad completamente opuesta a Chihiro. La niña de Hayao Miyazaki es inocente y pura, mientras que el personaje de David Firth es un tipo desquiciado y oscuro hasta límites no vistos antes en la animación.


Salad fingers es un extraño humano de color verde que vive en una casita de madera es medio de la nada. En un sitio llano y árido donde sólo crecen algunos árboles sin hojas y donde nada se ve en el horizonte salvo un continuo cielo gris. Vive solo y sus únicos amigos son unos pequeños muñecos, con quienes mantiene una estrecha y extraña relación. Dialoga con ellos o incluso se va de picnic o excursión como si fuesen personas de verdad.



La mirada de Salad expresa, con apenas dos trazos de dibujo, el lado más oscuro y loco al que puede llegar el ser humano. Su voz es suave e inocente como la de un niño, pero a la vez resulta psicópata y demente. Salad tiene la mente tan trastornada que puede sentir placer con el dolor físico. Le gusta coger ortigas con las manos, las cucharas oxidadas o incluso es capaz de comer tierra.

A primera vista, la serie parece cómica, pero nadie puede evitar quedarse con mal cuerpo después de ver hasta dónde puede llegar una persona. Y es que David Firth consigue que las acciones que vemos en la serie, aunque sean extremas e incluso imposibles, no resulten exageradas ni del todo inverosímiles. Salad fingers consigue de forma única inspirar lástima y compasión después del repudio inicial que provoca a toda persona normal.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Chihiro (El viaje de Chihiro)

Chihiro es una inocente niña de diez años que se tiene que mudar de casa por decisión de sus padres. No tiene hermanos. Es una niña a la que le gusta estar en su casa, tranquila, protegida y arraigada, vivir en un mundo amable y bueno. Le gustaría seguir siendo niña siempre, no quiere que haya cambios en su vida y no le gustaría crecer más. Está bien así, no pide nada más que una vida sencilla. Por eso odia tener que mudarse a otro lugar, dejar atrás su colegio, su casa y su vida de siempre y tener que enfrentarse a lo desconocido y empezar de nuevo. Desgraciadamente, el cambio de hogar que Chihiro se ve obligada a afrontar es mucho mayor de lo que podría imaginar.



Los padres de Chihiro son gente sencilla y buena, pero no se dan cuenta de que su hija sufre mucho al crecer y descubrir que la vida cambia y se complica inevitablemente con el tiempo. No saben ayudarla a crecer.



Chihiro se ve metida de repente en un mundo de fantasía, con Dioses, brujas y todo tipo de criaturas imposibles. Mientras sus padres piensan más en su propia vida que en la de su hija. Se dedican a comer y no ven que su hija lo está pasando mal y su mundo está cambiando. Por eso se convierten en cerdos y Chihiro queda atrapada en un mundo fantástico pero peligroso. Allí aprenderá muchas cosas sobre el bien y el mal, sobre el riesgo, la amistad y el amor. Vive aventuras asombrosas y conoce seres inimaginables, algunos puros y nobles y otros peligrosos y retorcidos. Esta vivencia hará crecer a Chihiro. Cuando consigue salir y regresa con sus padres, que la están esperando como si sólo hubieran pasado diez minutos, en vez de meses, siente emociones contradictorias. Durante todo este tiempo ha querido salir para regresar con sus padres, pero es inevitable sentir nostalgia por aquel mundo fantástico y los amigos maravillosos que dejó para siempre en él. Le parece como si todo hubiera sido un sueño. Es imposible no echarlo de menos, pero al menos le servirá para no tener tanto miedo a lo desconocido y a la nueva vida que el destino le depare.